jueves, 10 de mayo de 2012

La quiniela de los Lunes

Toc, toc...

Suena la puerta de la consulta del adivino...
- ¿Quien es?, contesta el antedicho.

- Pues vaya mierda de adivino!, se oye al otro lado...

Ya lo se, querida Hada, chiste viejo y fácil, pero que me vino a la mente tras la lectura de tu siempre excelso post.

Predecir el futuro es un ejercicio de tremendo riesgo, que se lo digan a los hombres del tiempo, y generalmente de consecuencias funestas cuando esas predicciones son incorrectas.
Recuerdo haber leído una anécdota sobre Graham Bell intentando buscar financiación para su reciente invento, "el teléfono". Se acercó con un extenso informe sobre su aparato a la Western Union, por aquel entonces dominadora monoplística del mercado de los telegramas, la única forma conocida de comunicación instantánea entre puntos distantes.
Algún analista de la Western Union, escribió algo así como que "el teléfono", tenía demasiados inconvenientes como para ser considerado como un medio de comunicación serio.
Pocos años más tarde, ATT la compañía que había fundado Bell, compró la Western Union. Desconozco si el analista mencionado, continuó en su puesto de trabajo o pasó a realizar otras tareas menos "arriesgadas".

Pero fuera de chascarrillos, la predicción del futuro es acto que inconsicientemente todos tratamos de realizar, para poder así acomodar las acciones de nuestro presente. Nos movemos en la certeza de que a determinadas acciones se derivarán consecuencias con mayor o menor probabilidad. Quien más acierte, mejor se sabrá anticipar y casi seguro tendrá más éxito en esas alternativas.
Lo que pasa es que hay dos aspectos en ese juego de la adivinación que siempre me "fastidian".

En primer lugar están los que dicen acertar siempre. Los "adivinos" de nuestro chiste. Los que se aprovechan de incautos e inseguros. Desde una posición de altura conseguida normalmente a base de charlatanería (o de éxitos probados del pasado), prometen futuros magníficos, incluso paradisíacos, siempre a cambio de que las acciones para llegar a ese futuro, se realicen siguiendo un plan, curiosamente ideado por ellos, no tan asombrosamente, muy beneficioso para ese adivino.
¿Te das cuenta de la cantidad de adivinos de ese pelo que nos rodean?, te dejo pensar en políticos, religiosos, financieros y el largo etcétera que te plazca.

El segundo aspecto es el que me solivianta más. Es el fantástico grupo, y no es necesario que sea un colectivo diferente al anterior, de los acólitos del "ya te lo dije". Como digo en el título del post. Los que siempre aciertan la quiniela los Lunes. Los que critican decisiones tomadas en momentos de incertidumbre (y todas lo son), tomando como input el resultado de lo acontecido.

El análisis del pasado fundamentado en la crítica del resultado es casi siempre un ejercicio de cinismo muy lleno de crueldad. El pasado ha de evaluarse para mejorar y aprender y ser mejores adivinos del futuro.

Incluso yo, un Lunes, podría predecir que mi Racing iba a perder el domingo anterior. Bueno, eso, por desgracia, este año, lo he predicho con casi total precisión el sábado.

jueves, 26 de abril de 2012

El futuro del pasado


Pues qué quieres que te diga…a mi esta historia de los rascacielos me suena un poco a eso que llaman “paleofuturismo”.

¿Y eso qué es?—te preguntarás. Pues no es otra cosa que la forma estrambótica que tenían los visionarios del siglo XIX de imaginar lo que sería la vida a partir del año 2000.
El llamado futuro del pasado.
Que por cierto tiene sus fans, como todo, y ha dado lugar a una corriente retrofuturista un tanto "friki" que añora aquellas descripciones utópicas sobre lo que iba a ocurrir y nunca ocurrió.

Se suponía que a estas alturas estaríamos ya desplazándonos en increíbles coches voladores, alimentándonos de insulsas pero nutritivas pildoritas y vestidos con favorecedores monos plateados mientras toda clase de abnegados  robots harían todo el trabajo sucio por nosotros.

Por poner un ejemplo, los prototipos americanos de automóviles de los años 50 que más que automóviles parecían naves espaciales, tenían un cierto aire a película de ciencia ficción de serie B que ahora visto con el paso de los años me produce más ternura que otra cosa.



Evidentemente ha habido enormes avances tecnológicos pero esas imágenes tienen un punto de ingenuidad que les da el hecho de haber ido un poco más allá de lo debido en el oficio de pitonisos, especialmente al pensar que todos esos artilugios, pastillas  y estéticas estarían generalizados y serían de uso cotidiano para el ciudadano medio.


Pero aquí seguimos. Comiendo comida (unos más que otros), vistiendo como siempre (unos mejor que otros) y si me apuras reivindicando más que nunca lo de toda la vida, lo más natural, como lo mejor.

Y es que todo esto es muy contradictorio. Se supone que en el año 2050 habrá 9.000 millones de habitantes en el planeta. Pues bien, la solución que se plantea por los expertos para resolver el tema de la alimentación de toda esta masa humana será el autocultivo. Un jardín o patio en el que podamos dar rienda suelta a nuestra faceta granjera y abastecernos a nosotros mismos.
Lo llaman la cultura del "Dig for your dinner" y aseguran que cambiará nuestra relación con los alimentos. Una vez sepamos cultivar, querremos saber como cocinar y ello nos introducirá en los principios básicos de la nutrición, según dicen.

Realmente no soy capaz de conjugar esta idea con la del rascacielos, a no ser que nos montemos el huerto en el salón.

Es posible que esas megaurbes de las que hablas lleguen a existir, y es más que probable que no solo tú sino yo también, estemos para entonces criando malvas, pero veo más factible que en el futuro haya alguien sonriendo ante la idea que sus antepasados, o sea nosotros, albergábamos acerca de lo que iba a ser.

¿Qué te parece? ¿Nos apuntamos a la moda de la azada?

Ya lo decía aquel sabio...

"Inch by inch, row by row, gonna make this garden grow..."







martes, 17 de abril de 2012

Aglomerar para sostener

Mi querida Hada:

Gracias en primer lugar por ilustrarme sobre los efectos del buffering, intentaré algún día ponerlos en práctica, aunque no se yo, uno ya es demasiado tradicional como para que las nuevas técnicas le cambien según qué costumbres.

Y es que, como muy bien dices, el mundo se mueve. Esto ya lo predijo nuestro ya mencionado Galileo, quizás en otro contexto, quizás sobre otros fenómenos físicos, pero siempre sobre la misma base. El ayer nunca será igual que el mañana, mientras que el futuro siempre intentará reinventar el pasado (algo que ya también dijimos).

Mientras degustaba el otro día un buen bocata, intuyo que realizado con pan elaborado con trigo "chino", estaba dejando que mi mente divagase por los comentarios que oía en la radio.
¿Que decían?.

No. No trataba sobre la caza de elefantes reales, no, aunque parezca increíble. Trataba sobre la sostenibilidad del planeta, ahora que está saturado de bípedos.

La cuestión era sobre el modo más eficaz de acumular seres humanos causando al mismo tiempo el menor daño posible tanto al ecosistema como a la economía (aunque tal ecuación parezca irresoluble en un principio).

Pues bien. Parece, querida Hada, que la solución se encuentra en el rascacielos!



Estructuras en las que puedas meter a miles de persona, todas viviendo en un mismo sitio, con pocos problemas de transporte, con una única vía para la provisión de sus servicios y retirada de residuos.

Llevada la solución al extremo, la única forma que tendremos los seres humanos para subsistir, si nos empeñamos en ser tantos, será en megaurbes aglomeradas en edificios gigantescos donde todos viviremos en compaña y ya no se si amor.

Dijo además el sesudo experto, mientras el bocadillo empezaba a saberme un poco peor, lo admito, que vivir en una ciudad de 250.000 habitantes, en un futuro no muy lejano, será considerado como un lujo (no recuerdo si dijo que asiático, por aquello del abielto).

No me quiero ni imaginar como serán los "señores cuesta " del futuro. No me quiero ni suponer como puede ser un día en el que ir de paseo sea bajar de la planta 132 a la 27, donde está el Mc Donalds, y que el atasco se produzca en la planta 14, que hay ahí una rotonda de esas en las que se choca todo el mundo.

Quizás sea la solución más eficiente. Quizás, sea el camino hacia el que nos encaminamos. pero intentaré con todas mis fuerzas que a mí, ese cambio, me pille ya tan viejo que me pueda permitir determinados lujos.

Los vecinos son maravillosos cuando se ven a distancia. ¿No te parece?